Por lo tanto, si aplicamos este método sobre la propia duda
metódica, resulta que no es verdadera. Es decir, como podemos llegar a dudar
que realmente la duda metódica exista (pensando que son otros los métodos
verdaderos), y si nos ceñimos a la
definición de duda metódica, concluimos que esta no es verdadera.
Sin embargo, al emplear la duda metódica para concluir que esta no es
verdadera estamos afirmando por otro lado que la duda metódica es verdadera.
Así pues, ante esta paradoja, podemos concluir que la duda metódica es
verdadera ya que, aunque hayamos llegado a su inverosimilitud, el método que
hemos utilizado ha sido ella misma y, por tanto, como funcionaba es verdadera.
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